jueves, 26 de julio de 2012

Frank Ocean – channel ORANGE (2012)



Tracklist:
01 – Start
02 – Thinkin Bout You
03 – Fertilizer
04 – Sierra Leone
05 – Sweet Life
06 – Not Just Money
07 – Super Rich Kids
08 – Pilot Jones
09 – Crack Rock
10 – Pyramids
11 – Lost
12 – White
13 – Monks
14 – Bad Religion
15 – Pink Matter
16 – Forrest Gump
17 – End
Este comentario fue posteado por Arturo Loría el 23 de Julio de 2012 en el blogs (Masturbación musical) lo encontre super interesante y claro.

La mejor canción no era el sencillo“, comienza diciendo Frank Ocean en Sweet Life, una de las tantas joyas que están en algo que nos atreveríamos a denominar un clásico instantáneo y que se llama Channel Orange. Y más certero no podría ser Ocean: cualquiera de los 17 cortes de este disco, con excepción de los interludios y los skits, podría ser un sencillo ¿Por qué? Porque todos los temas que son simplemente redondos: todas las canciones tienen bases musicales sólidas, una innovación exacta que no exagera pero que consigue hacer evolucionar un género plagado de clichés, letras sensibles e inteligentes, una voz que llega directo a la médula, e incluso, la capacidad para sonar en cualquier radio en que se le ponga y vender.

El R&B, el soul, el hip hop y el funk le han dado a la música algunas de sus mejores canciones a lo largo de su historia, y es probablemente esta razón el por qué todos estos géneros se han visto con el tiempo invadidos de lugares comunes y fórmulas que, a primera vista, pareciera que cualquiera puede usar. Ocean pareciera estar consciente de ello, así que toma las bases de todos estos géneros, las pule y le mete elementos discretamente distintivos.

Cuando Channel Orange abre con un tema como Thinkin’ ’bout you, lo primero que uno quiere hacer es meterse en un jacuzzi rodeado de velas de aromaterapia, vasos de champaña y harto bling-bling, sin embargo, cuando en nuestra cabeza estamos poniéndonos ya el traje de baño, Ocean comienza a cantar: “A tornado flew around my room before you came / Excuse the mess it made, it usually doesn’t rain in / Southern California, much like Arizona / My eyes don’t shed tears, but, boy, they bawl“. En ese momento, el lugar común al que estábamos a punto de meternos se deshace por completo y entramos de lleno en la escena de Ocean, que comienza con una metáfora simplemente hermosa. De repenten, los sintetizadores suaves y la percusión minimal nos hacen preguntarnos si en realidad estamos escuchando R&B o si James Blake metió mano por algún sitio con su minimalismo extremo. Y si lo anterior no fuera suficiente, el marco se rompe por completo cuando descubrimos que Ocean le está cantando a otro hombre: un hombre declarando su amor a otro en una canción de R&B, un género, junto con los ya mencionados, muchas veces homófobo.

Cuando Ocean estrenó este tema hace unas semanas en su Tumblr, una de las primeras cosas que se dijo fue que la canción había sido escrita originalmente para una mujer. Luego vino la famosa carta en la que el cantante abiertamente decía que su primer amor había sido otro hombre. Así pues ¿Thinkin’ ’bout you estaba pensada originalmente para ser cantada por una mujer u Ocean en realidad estaba diciéndole a otro hombre: “pienso en ti todo el tiempo“? La respuesta es lo que menos importa: y es que con esto, Ocean está marcando los nuevos estándares para el género.

Bienvenidos al R&B y al Hip Hop del siglo XXI, aquel en el que las canciones pueden ser sexualmente ambiguas o abiertas para toda interpretación, aquel en el que la electrónica puede ser usada también de otra manera, aquel que se desarrolla de forma ejemplar a lo largo de este álbum.

No es extraño que sea Ocean el que esté manufacturando estos nuevos estándares: ya desde su mixtape publicado el año pasado, Nostalgia, Ultra, se notaba que Ocean poseía una sensibilidad muy particular, justo esa alma que se requiere para darle al soul su nombre. Tan es así, que Kanye West y Jay-Z le dieron una de las canciones más contundentes y dolorosas del genial Watch the Throne: No Church in the Wild.

La sensibilidad de Ocean es esa misma que se sentía en las inflexiones y vueltas musicales de Marvin Gaye, en las que la dulzura, la sensualidad, e incluso, la sexualidad, coincidían en una misma canción; la muestra más clara de ello es Sweet Life, un soul que derrocha sensualidad (cortesía, probablemente, de la colaboración de Pharrell Williams), pero no para seducir, sino para echarse tremenda reflexión acerca de la vida y su auténtico sentido, al cuestionar las banalidades del mundo actual y hacerse preguntas como: “¿Para qué ver el mundo si tienes la playa?”.

Esta reflexión en torno al materialismo que ahoga las vidas de muchos continúa en Super Rich Kids que, dos milimetros más, y podría ser un tema de humor involuntario. En lugar de eso, Ocean le tira senda pedrada a los “Super rich kids with nothing but loose ends / Super rich kids with nothing but fake friends“, con un rap cortesía de Earl Swetshirt.

El dinero, el sexo y las drogas, esos temas tan necesarios en estos géneros y tan gastados son, evidentemente, tocados por Ocean; pero hasta en ellos, hay un giro que los hace memorables como en Crack Rock (en la que pareciera que el fantasma de Amy Winehouse está por algún lado), Lost o Bad Religion, y sobre todo, en la genial Pyramids, una épica de 9 minutos que se mueve entre Kanye, Jay-Z y Daft Punk para narrar la historia de un personaje que ha trascendido el imperio egipcio para llegar a nuestra época y trabajar como bailarina exótica, una especie de Orlando que Ocean describe de forma fascinante.

El álbum cierra con Pink Matter, la delicada colaboración con André 3000 y la curiosa Forrest Gump, una especie de declaración de amor al personaje encarnado por Tom Hanks en 1994. Es tal la capacidad de Ocean, que puede hacer de un personaje odioso, algo adorable. Pero más allá de la anécdota, justo este tema ejemplifica otra gran cualidad de Ocean: su capacidad para crear historias y escenarios.

Además de ser un cantautor con una sensibilidad única que se refleja desde la voz hasta la música, Ocean se muestra como un gran narrador.

Channel Orange será recordado por muchas cosas: por ser, en definitiva uno de los mejores discos de 2012, por ser un gran álbum debut, por ser el álbum con el que Frank Ocean “salió del clóset” (que, en todo caso, fue una declaración con una sinceridad envidiable), como el disco que renovó el R&B y el soul o como el álbum que cambió estándares líricos, musicales y hasta sociales dentro de un género muy cerrado. Pero sobre todo, Channel Orange será recordado por ser una pieza de autor con una sensibilidad única, la necesaria, para hacer de un disco un clásico.

http://www.youtube.com/watch?v=3XzyR4fEaVA


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